Im Folgenden, einige sehr interessante sprachliche bzw. parasprachliche Aspekte des Deutschen, auf die dieser schlaue Schriftsteller hinweist:
"Cuando estuvo seguro de que nadie podía oírnos, me confesó que se sentía angustiado, y agregó:"El idioma alemán es más difícil de lo que pensaba. ¿Cómo le explico a mi padre que soy incapaz de aprenderlo?" Acto seguido me rogó en unos términos sobremanera patéticos que redactara en su nombre una carta dirigida a su padre exponiéndole lo más razonadamente posible su renuncia a proseguir estudios en Alemania, sin olvidarme de mencionar el viento frío que azotaba Gotinga por esos días. Debía asimismo añadir en párrafo aparte una disculpa por los gastos ocasionados. Le pregunté por qué no llamaba por teléfono a su padre y le explicaba sin rodeos la situación. "¿Estás loco?", me replicó con los ojos desorbitados de un demente. Al poco tiempo le entregué la carta mecanografiada. La leyó en mi presencia y, visiblemente conmovido, me dio un abrazo. Yo guardo un recuerdo borroso de lo que escribí. En cambio, no se me ha olvidado que despaché la tarea partiéndome de risa y que a mi paisano le pareció bien mandarle el texto a su terrible padre sin tocar coma ni punto. Al cabo de una semana vino a darme las gracias y a despedirse. "¡Eureka! Me vuelvo a casa. ¿Tú te quedas?" "Me lo tengo que pensar", le respondí. "Si te quedas, te compadezco", fue lo último que le oí decir antes de perderlo de vista para siempre.
Aus: Viaje con Clara por Alemania, S. 272f.
"Tengo comprobado que los ciudadanos alemanes gesticulan poco cuando dialogan, tal vez porque su idioma, adecuado para la expresión precisa de los conceptos, no necesita apenas del complemento gestual ni de los ademanes sin los cuales los usuarios de otros idiomas serían incapaces de establecer una comunicación suficiente. Es verdad que a veces el nativo alemán mueve un poco la cabeza cuando habla, por lo común a manera de refuerzo del sentido afirmativo o negativo del enunciado, y que a ello puede añadir movimientos esporádicos de las manos, no sé si por influjo de otras culturas o para significar a sus interlocutores que no abriga la intención de quedarse dormido durante el acto del habla. En mi país, sin embargo, la modulación de la voz, la mímica, el ir y venir de las manos, determinan con no menos fuerza que las palabras el significado de cada mensaje. Y así, yo puedo cubrir de apóstrofes a mi mejor amigo y obtener de él a cambio una sonrisa, incluso un abrazo fraternal, pues no ignora, porque se lo declaran sin tapujos mi voz y mis facciones, que lo he injuriado con cariño, como sólo merecen ser injuriadas las personas a las que se ama de veras. Aquello mismo expresado con palabras equivalentes en idioma alemán acarrearía el final súbito de nuestra amistad, si no algo peor".
Aus: Viaje con Clara por Alemania, S. 301
"[...] todo ello mientras conduzco sin rumbo por una ciudad desconocida, con el consabido pelma, cabrón, gilipollas, que me sigue de cerca y no para de soltarme bocinazos. Casi me subí a una acera para dejarlo pasar. Desde el interior de un Porsche con matrícula de Hamburgo, un tipo trajeado como un presidente me mostró el dedo medio. [...] A cambio, le tiré una andanada de insultos que, si he de ser sincero, no me procuró la íntima satisfacción a que aspiraba, ya que el idioma alemán, en comparación con el mío, es de poca potencia injuriosa. [...]"
Aus: Viaje con Clara por Alemania, S. 104
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